La implementación de los principales estándares tecnológicos siempre ha seguido dos grandes líneas de dos grandes bloques durante el siglo XX: el americano y el europeo.
En materia de voltaje para el uso de dispositivos y aparatos que funcionan con electricidad, hay una distinción claramente trazada entre dos continentes que han marcado tendencias, el viejo mundo y el nuevo mundo. Mientras que en Europa se usa 220V, en Norteamérica se usa 110V. Asia y África, por influencia colonial reciente, han optado por seguir a los europeos.
Para empezar a entender el porqué de esta diferencia, debemos primeramente tomar en cuenta que la electricidad se define por dos factores medibles: el primero es el voltaje que se mide en voltios, el segundo es la corriente, tasada en amperios. Son diferentes, el uno tiene mucho más que ver con la «presión» en el paso de electricidad, el otro con el “flujo” o “cantidad”. La multiplicación de voltios (presión) por los amperios (flujo) es lo que nos da la potencia, que se mide en vatios.
En un país con un voltaje de 110, un bombillo de 60 vatios requiere 0,54 amperios; mientras que en un país que usa 220V, el mismo bombillo necesita 0,27 amperios.
La diferencia no está en cuánta electricidad se necesite: en lo que hay que fijarse es en la potencia, que es lo que se paga. Esta potencia se expresa en la unidad kilovatios/hora.
Ahora, la mayor diferencia se encuentra en el cableado, el voltaje 220V es “menos refinado”, con lo cual puede pasar por un cable más delgado. Cablear una casa o un edificio para voltaje 110 es más costoso. Esa pudo haber sido una primera razón por la cual un país se habría decidido por el uso de uno u otro voltaje. Sin embargo, hay otro factor a tomar en cuenta: la seguridad. Obviamente, electrocutarse con 110V no es tan peligroso como con 220V.
A finales del siglo XIX, los países industrializados implementaron sus sistemas de transmisión de energía, Thomas Edison tenía una visión de ello y Nikola Tesla otra distinta. Edison preconizaba el uso de la Corriente Directa (DC, por sus siglas en inglés), que funcionaba a una potencia de 100V y que era difícil de convertir a otros voltajes. Tesla afirmaba que la Corriente Alterna (AC) era superior porque su voltaje podía modificarse con facilidad, reduciendo costos y pudiéndose transportar a grandes distancias.
Edison intentó desacreditar la versión de Tesla electrocutando animales hasta matarlos, pero Tesla se impuso poniéndose a él mismo como conejillo de Indias, demostrando durante una feria que la corriente de 220V podía pasar por su cuerpo sin herirlo. Habría usado zapatos de goma y una alta frecuencia para conseguirlo.
Por el tema de los costos y de la facilidad de transporte de la energía eléctrica, Europa y la inmensa mayoría de los países del mundo adoptaron una corriente de 220V, mientras que los Estados Unidos y los países alineados de la zona se quedaron con 110V. Los bombillos de Thomas Edison, que funcionaban con 110V, ya estaban ampliamente difundidos para ese entonces.
Además de las diferencias de voltajes y de amperajes que se usan, el mundo también está dividido en cuanto a tomacorrientes (contactos de luz), pero esto es algo que veremos en un próximo artículo.